Había una vez un sabio maestro que tenía todas las respuestas a todas las preguntas...
Uno de sus discípulos lo quiso desafiar y quiso encontrar una pregunta a la cual su maestro no pudiera responder.
Así que un día el discípulo le dijo a uno de sus amigos que ya había encontrado esa pregunta:
- Mira, voy a agarrar un pajarito y lo tendré entre mis manos;
le voy a preguntar al maestro si el pajarito está vivo o muerto,
si dice que está vivo lo voy a apretar hasta que muera
y si dice que está muerto lo voy a dejar en libertad. -
le voy a preguntar al maestro si el pajarito está vivo o muerto,
si dice que está vivo lo voy a apretar hasta que muera
y si dice que está muerto lo voy a dejar en libertad. -
Al día siguiente el discípulo se presentó ante el maestro y le preguntó:
- Maestro este pajarito que tengo en mis manos ¿está vivo o muerto?-
El sabio maestro mirándolo fijamente a los ojos, y con gran tranquilidad, le respondió:
- Apreciado discípulo yo no sé si el pajarito está vivo o muerto,
lo que sí sé es que “la respuesta está en tus manos” -
lo que sí sé es que “la respuesta está en tus manos” -