Prestar atención es una actividad compleja.
Los niños de dos años apenas pueden dedicar dos minutos a una sola actividad, un tiempo que va aumentando con la edad y que para cada niño es diferente. La inquietud no es sinónimo de hiperactividad y la atención se puede educar.
Los niños pequeños no dedican más de unos minutos a cada actividad. Es habitual observar cómo pequeños de entre dos y tres años no permanecen sentados durante los 20 minutos que dura un capítulo de su serie favorita de televisión y, sin embargo, son capaces de asombrarse con los anuncios. Esto se debe a que la publicidad lanza mensajes en apenas unos segundos, la historia empieza y termina en menos de un minuto por lo que el niño no tiene que hacer ningún esfuerzo para mantenerse atento.
Con el transcurso de los años, los niños son capaces de dedicar más tiempo a cada actividad, se pueden concentrar y por eso pueden realizar actividades más complejas y elaboradas que necesiten más tiempo para completarse.
La atención es la capacidad del niño para enfocarse en una persona u objeto e ignorar otras interesantes del ambiente que compiten por su atención y está relacionada con la capacidad del niño de aprender y recordar.
Que un niño sea más activo o inquieto no significa necesariamente que exista ningún tipo de problema relacionado con el déficit de atención. Debemos tener en cuenta que prestar atención es un comportamiento complejo que abarca varios procesos mentales.
1. Controlar los deseos: El niño tienen que discriminar entre la tarea que va a hacer y el resto de tentaciones que surgen en su entorno por lo que debe controlar el deseo de hacer otras cosas.
2. Estar motivado: La motivación condiciona directamente la atención. A mayor motivación, más atención.
3. Controlar el nivel de actividad: Los niños pequeños son muy activos y quieren parar todo el tiempo jugando, saltando y corriendo. Para realizar una actividad que requiera tranquilidad como ver un libro o escuchar una historia o atender a las explicaciones de un juego tienen que controlar esos impulsos.
4. Conocimiento: La atención tiene que ver con la capacidad de aprendizaje. El niño tiene que saber cómo se hace para poder realizar lo que se le pide. En caso contrario, elegirá otra actividad a la que dedicar su tiempo.
5. Capacidad: Las actividades tienen que estar adaptadas a cada edad para mantener la atención ya que el niño tendrá que hacer uso de sus capacidades cognitivas o de motricidad fina o bruta según cada caso.
Niños inquietos
Si preguntamos en nuestro entorno sobre qué opinamos sobre los niños curiosos, despiertos y con inquietudes, a los que les guste experimentar con todo lo que les rodea seguro que obtenemos respuestas halagadoras y positivas sobre este comportamiento. Sin embargo, cuando trasladamos esta pregunta a una observación objetiva comprobamos que la experimentación y exploración nos parece bien pero con límites.
En ocasiones, lo niños más ‘movidos’ o ‘inquietos’ lo son, precisamente, por su deseo de conocer, de atender a varias cosas a la vez y su actitud retadora o desobediente es fruto de una visión crítica de la autoridad o sencillamente, de que no ha entendido correctamente las instrucciones. El aburrimiento, el cansancio, la inmadurez o las tareas demasiado largas para su edad son también causas de falta de atención.
El ritmo de vida con horarios laborales incompatibles con la conciliación familiar hace que la tolerancia hacia los hijos más inquietos sea escasa. Un niño inquieto puede ser una oportunidad para disfrutar de numerosas actividades.
Aprendiendo a atender
Sin embargo, hay que tener en cuenta que los niños tienen que aprender a prestar atención y para eso contamos con diferentes recursos y pautas.
1. Ambiente ordenado: Los niños tienen que estar en un ambiente ordenado ya que el desorden desconcentra a los pequeños.
2. Evitar el ruido: Los sonidos estridentes, el ruido o la televisión son estímulos que no permiten mantener la atención en una actividad concreta.
3. Limitar las opciones: Si ofrecemos varias opciones a la vez debemos asumir que nuestro hijo quiera hacerlas todas también a la vez, por eso es importante establecer límites y plantear las actividades una a una.
4. Realizar actividad física: Los niños tienen que hacer deporte, ir al parque, disfrutar al aire libre y jugar con los amigos. Sus actividades debe estar equilibradas entre el tiempo que pasan sentados atendiendo y el tiempo de descanso y de actividad física.
5. Establecer un tiempo limitado: Para que nuestro hijo mantenga la concentración y la atención podemos pedirle que haga una actividad concreta durante unos minutos, cuando lo haga con facilidad, ir paulatinamente aumentando ese tiempo.
6. Reforzar en positivo: Cuando nuestro hijo consiga mantener la atención, aunque nos parezca que sea durante un tiempo escaso, debemos reconocer su esfuerzo porque como ya hemos visto, tiene que poner en marcha diferentes mecanismos complejos.
7. Recursos didácticos: Existen actividades sencillas que los niños pueden hacer para poner en práctica la atención. Las sopas de letras o los pasatiempos para encontrar las 7 diferencias son algunas de ellas.
7. Recursos didácticos: Existen actividades sencillas que los niños pueden hacer para poner en práctica la atención. Las sopas de letras o los pasatiempos para encontrar las 7 diferencias son algunas de ellas.
Fuente: www.mujerhoy.com